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A la hora de gestionar una compañía, es importantísimo rodearse de las personas correctas. El tener un buen equipo es capital de cara a poder solventar de la mejor manera los retos que nos encontramos cada día, así como para aprovechar al máximo todas las oportunidades que se nos presenten. Esto es aplicable desde el  trabajador que cada día realiza la misma tarea de forma sistemática, por ejemplo como peón de fábrica, hasta el cargo más importante de la organización, desde el primero hasta el último deben estar implicados al cien por cien en la consecución de los objetivos marcados, y trabajar para ello dando el máximo de sí. De otra forma alcanzarlos se antoja una tarea casi imposible.


Lo mismo pasa con nuestros colaboradores externos o proveedores de servicios; asesores, consultores, abogados, financieros o cualquer otro profesional al que recurramos para que nos aporte valor, experiencia y unos determinados conocimientos o habilidades.  Si algo hemos podido constatar durante nuestra aún corta trayectoria empresarial, ha sido la enorme diversidad de asesores de todo tipo que colaboran con nuestros clientes y que lo hacen a la vez con nosotros desde el momento que entramos a formar parte de sus empresas. En este sentido, aunque como en toda regla siempre hay alguna excepción, hemos quedado gratamente sorprendidos de las enormes capacidades de estos profesionales, así como sobre todo de su compromiso con cada uno de sus clientes, incluso a veces de una forma casi artruista. Esta profesión como otras muchas tiene un fuerte comoponente vocacional, y eso se nota en todo y cada día.

En ocasiones, cuando comenzamos un proyecto empresarial, este punto pasa casi desapercibido, o tomamos una u otra decisión en función de variables que no deberían tener tanto peso específico, como el precio, la simpatía personal, etc. En nuestra opininión esta sería una decisión que deberíamos madurar y mucho incluso antes de formar nuestra empresa, ya que de ella depende en gran parte el futuro de nuestra compañía. Un buen asesor te guiará día a día en la toma de muchas decisiones importantes para tu empresa, ya sean de hámbito fiscal, laboral u otro, y el que esas decisiones sean las correctas va a influir y mucho en la marcha de tu empresa. Informarte y gestionarte las subvenciones a las que tengas derecho, estar al tanto de las bonificaciones existentes a la hora de llevar a cabo algún contrato, conseguir formación para tus empleados sin que a tí te cueste nada son solo algunas muestras de lo que tu asesor puede hacer por tí. El realizar estas y otras gestiones de la forma correcta pueden suponer un importante ahorro para tu empresa, por lo que como decíamos antes, el escoger a uno u otro no debe tomarse a la ligera…

Contrata el asesor que necesitas, aquel que mira por tu empresa como si realmente fuese parte de ella